Por el interés
Puedo contar más de una y de dos posibles oportunidades laborales perdidas por evitar aparecer ante los ojos de mis interlocutores amigos, conocidos o simples coincidentes como una interesada. Para que nunca pudieran pensar que les llamaba con intenciones oscuras, de dudosa ética. Que si les preguntaba que qué tal estaban era con el único objetivo de saber eso, qué tal les iba la vida. Aunque los trabajos en cuestión me interesaban y mucho, yo siempre me mostré firme, nunca cedí a la tentación de pedirles ayuda o que fueran un puente de unión con la oportunidad laboral en cuestión. Resultado: Las perdí incluso antes de intentarlo por ese miedo tonto al qué dirán. Lo bueno o malo del caso, es que yo siempre he echado una mano a quién me lo ha pedido, y en ese caso nunca me ha parecido mal y además he comprobado que aquellos que me han ayudado, tampoco hubieran dejado de hacerlo en el caso de ser yo más comunicativa o incisiva. Al fin y al cabo lo que importa es tu calidad profesional y si no eres buena las oportunidades no sirven de mucho.
El caso es que intentado romper con esta tendencia, y tras reencontrarme con un excompañero de carrera que tiene un muy buen puesto de trabajo, se me ocurrió la que considero una muy buena idea para colaborar con su empresa, digamos de comunicación. Así que sin más, al día siguiente justo de quedar para tomar un café, le solté por e-mail mi idea, diciéndole de antemando que si no le parecía bien pues que, evidentemente, no pasaba nada. Y eso es lo que ha pasado, nada de nada. El excompañero no ha vuelto a dar señales de vida y la verdad es que me he quedado un poco desencantada. Sé que sigue vivo porque sigue escribiendo en su blog, así que, como soy buena en lo de deducir, debo pensar que no sólo no le interesa un carajo mi idea, sino que me detesta por habérsela enviado un dia después de nuestro reencuentro. Ciertamente se me ocurrió poco después de nuestra charla, pero ¿cambiaría eso algo?
Dicen que las oportunidades vuelan, que no se pueden dejar escapar, que hay que ser más lista que el hambre. Bueno, pues aquí me teneis, compuesta, decidida, satisfecha, pero sin respuesta.
Lo mejor del caso es que me ha gustado poner en práctica esto de moverse por el interés. Ya no me parece nada negativo, así que si dentro de poco recibíis una llamada mía puede que sea para haceros una petición de lo más irreverente.
15 abril 2007
Publicado por Carmen Salas en 8:31 p. m.
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